El disco
En el panorama musical de 1985, Los Elegantes lanzaron un maxisingle que capturó la esencia del movimiento mod y la energía del pop-rock español. El maxisingle titulado “Chicas Y Dinero” se convirtió en un objeto de culto para los aficionados y coleccionistas de vinilos. Con su lanzamiento bajo el sello Zafiro, este disco de 12 pulgadas y 45 RPM, no solo encapsuló el sonido característico de la banda sino que también dejó una marca indeleble en la escena musical de la época.
La cara A del maxisingle, “Chicas Y Dinero (Versión Millonaria)”, escrita por E. López y J. M. Del Olmo, es una muestra del talento lírico y musical del grupo. La canción, con una duración de 7:21 minutos, es un himno que refleja las aspiraciones y el estilo de vida anhelado por la juventud de aquel entonces. La producción de Rafael Abitbol y la mezcla de Luis Fernández Soria elevan la pista a un nivel superior, asegurando que cada nota y cada palabra resuenen con claridad y fuerza.
En la cara B encontramos “Dispararé (Versión Vengativa)”, una composición de E. López, J. L. De La Peña, y J. M. Del Olmo. Esta pista de 5:48 minutos es un complemento perfecto a la energía desbordante del lado A. Con Carlos Hens en el bajo, Juanma Del Olmo en las guitarras y voces, y Josemi ‘El Frío’ en los teclados y arreglos de viento, la canción destila una mezcla de rebeldía y sofisticación.
El maxisingle “Chicas Y Dinero” no solo es notable por su contenido musical sino también por su valor como pieza de colección. La presencia de El Chicarrón en las voces de fondo y la participación de Emilio López en la voz principal y guitarra, añaden capas de riqueza sonora que hacen de este lanzamiento algo digno de ser revisitado una y otra vez.
En resumen, “Chicas Y Dinero” de Los Elegantes es un testimonio de una época dorada del rock español. Su influencia se extiende más allá de su tiempo y sigue siendo un referente para las nuevas generaciones que descubren la música de los años 80. Este maxisingle es una joya imprescindible para los amantes del género y un recordatorio del poder que tiene la música para capturar el espíritu de una era.
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